Señor. Mira, a Tus Plantas, al Fantasma,
Que, en Ese Gran Teatro de la Vida,
Representó, Con Ropa Recogida,
Una Obra, Que Usó de Cataplasma...
Cogí, de Aquí y Allá... Lo Que me Pasma,
Intenté Controlar con Férrea Brida
y Afronté, Como Pude, Cada Herida,
Acumulando Herrumbres en mi Plasma.
Pues Mi sangre, Coagula Por Sí Sola
Y Mi Ira y Envidia, Desatadas,
Me Impulsan a Vivir, Guerra Constante.
Soy Egoista y Duro e Inconstante
y SOLO, No Preciso de Palmadas
de Aprobación, de Gente en Cola.
Y, Aunque Con lo Ya Dicho y Confesado,
Algo de Mi Interior Se Haya Librado,
Perdóname, Señor, Todo lo Errado
y Aunque No lo Merezca, Quédate a mi Lado.
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